Sociedad Civil vs Instituciones Públicas por la construcción de un sujeto juvenil.

Por: Nelson Arévalo1
Antes de iniciar este escrito quiero evocar las palabras de Gandhi en su carta dirigida a Hitler (24 de diciembre de 1941) “No es un formulismo el hecho de que me dirija a usted como amigo. Carezco de enemigos. Mi negocio en esta vida durante los últimos treinta y tres años ha sido y es lograr la amistad de toda la humanidad uniendo a ésta sin distinción de credos, raza o color”.


La historia que ha tenido nuestro país en la construcción de la institucionalidad en juventud no ha generado el impacto que todos quisiéramos. Se han dado importantes adelantos para el reconocimiento de las y los jóvenes en Colombia, se han dado insumos para generar dinámicas de participación en los territorios e instituciones, pero aun no son suficientes, teniendo en cuenta que como sociedad civil, no sentimos propias a las instituciones y que al mismo tiempo cuando nos convertimos en instituciones tampoco reconocemos a las y los jóvenes.


En cualquier posición siempre se suele tener la razón acerca de la forma de cómo debe ser un sujeto juvenil; es por eso que desde la institucionalidad se genera una oferta para que sea aprovechada y genere desarrollo a la comunidad, pero desde el lado de la sociedad civil creemos que esta oferta debería ser más pertinente; las dos partes tienen razón, entonces cuál es la causa para este choque de trenes, teniendo en cuenta que las dos posiciones le apuntan a lo mismo.


En mi opinión las instituciones no han logrado articularse entre sí para establecer ofertas institucionales juveniles que respondan a las necesidades reales, en muchas ocasiones ni siquiera se destinan los recursos necesarios específicamente para la juventud; por lo cual, cuando estas ofertas llegan a los jóvenes no llenan las expectativas y se reciben con apatía e indiferencia.


Ahora desde la sociedad civil juvenil se mantienen comentarios fríos acerca de dicha oferta institucional, muchas veces con desconocimiento de lo que sucede al interior de las instituciones, esto no es por mera casualidad, considero que es la educación ciudadana en dos campos: primero en la educación básica formal, las instituciones educativas no se preocupan por enseñarnos a investigar, a conocer e interpretar la historia y las herramientas democráticas, de tal manera que se pueda leer y aplicar en contextos más cercanos, como el barrio, la escuela, el territorio, etc.. El segundo campo es la familia, en dónde se debería aprender a mantener un diálogo en respeto por la crítica y la diferencia, en donde se pudiera llegar a consensos a partir de los argumentos; sin embargo estas habilidades son muy débiles aún y cuando algunos asumimos el rol de sujetos juveniles e iniciamos el debate sobre la oferta que tiene la institucionalidad y las necesidades reales, la experiencia y los aprendizajes son decepcionantes, débiles y se convierten en procesos largos para el reconocimiento de unos y otros y lo más importante de ese diálogo ciudadano.


Con estos dos contextos se evidencia que cada uno coge por su lado e inicia su propia dinámica, al estar cerca de cada una, ninguna es mala, al contrario una complementa a la otra, pero nunca se llega a ningún acuerdo, lo peor de todo esto es que los jóvenes que decidimos tomar distancia de la institucionalidad no reconocemos que de una u otra forma nacimos de dichas ofertas institucionales, que en algún momento nos convocaron para pertenecer a los programas o proyectos que brindaban estas instituciones, y cuando menciono a las instituciones no solo me refiero a las administraciones públicas, también las ONGs, la Cooperación internacional y las entidades que trabajan para jóvenes.


Estas instituciones que en algún momento realizan su trabajo con las y los jóvenes, aportan significativamente el desarrollo individual y colectivo de los sujetos; fruto de todo esto es que yo me encuentre escribiendo, pero últimamente me doy cuenta que a las instituciones les pasa lo de dicho popular “matan al tigre y se asustan con el cuero” pues nos convocaron y formaron para aportar al desarrollo de nuestros territorios y cuando algunos de nosotros nos tomamos la tarea de indagar un poco más allá y llevamos dichas propuestas o críticas a las instituciones se muestran reacias a nuestras posiciones.


Quiero terminar diciendo que en este país donde el pan de cada día es la individualización, si no se permite un desarrollo sinérgico y un diálogo ciudadano en el cual la sociedad civil e instituciones trabajemos para el mismo lado y se construya objetivos comunes, el subdesarrollo siempre estará latente en nuestra sociedad Colombiana y estaremos como aquel gato que persigue su cola esperando poderla coger algún día.


1Director ejecutivo Asociación Juvenil Line Producciones. Coordinador de trabajo de campo Índice de Florecimiento Juvenil 2010 realizado por la gobernación de Cundinamarca. Perteneciente a la Secretaría Técnica en comunicación del espacio coordinador de iniciativas por la mesa departamental de juventudes (Cundi…la Marca JOVEN. Miembro de la corporación Ocasa. Participante del espacio municipal de juventud de Funza.

4 comentarios:

Martha Pérez Sánchez dijo...

Es urgente y necesario que se propicien espacios de diálogo, discusión y sobre todo que las acciones tanto institucionales y de la sociedad civil construyan mejores oportunidades para la juventud colombiana.

Lilo Pillow dijo...

Nelson pues esta interesante, el escrito,muy sentido y apoyo la moción
Me llama la atención la parte donde mencionas que las instituciones nos educan o bueno en tus palabras matan al tigre y se asustan del cuero, porque pienso que es cierto solo quieren callarnos, no necesitan cerebros pensantes solo mano de obra barata...

MAS Cuentos dijo...

Es un buen punto de partida el análisis que intentas plantear, quisiera escribir algunas palabras que surgen a partir de tu provocación, claro, aclarando que surgen de la improvisación y no la preparación del discurso. Lo primero que quiero compartir amigo, es que si hay una gran diferencia entre ONG,s y administraciones públicas, no podemos involucrarlas en el mismo paquete, pues a decir verdad, son las ONG,s las únicas que intentan garantizar verdaderos procesos y en la historia de nuestro departamento son éstas las que han construido los cimientos para la emergencia de una ciudadanía joven, desde la capacidad instalada, al contrario de las públicas, éstas, como su nombre lo indican son públicas y reposan sobre lo público (ciudadanía), no debería en teoría, existir esa "distancia" que planteas, por el contrario el mandato de una entidad pública reposa sobre el público... en este país se ha construido una lógica perversa que hace que nosotros nos convirtamos en instrumentos de las instituciones públicas para simplemente legitimar y legalizar sus acciones en supuestos planes y políticas que el la práctica no funcionan, porque en concreto no dan respuesta real a las circunstancias sobre las cuales atraviesan los sujetos o ciudadanos, y más aún cuando de jóvenes se trata, simplemente justifican el accionar y permanencia de "funcionarios" dentro de su aparato burocrático. Somos nosotros los responsables y el pilar fundamental de los público mientras sigamos creyendo en ese paradigma o sofisma, seguiremos cosechando una institución que se basa en la falacia y los buenos discursos. La juventud, querido amigo Nelson, es un gigante dormido, un gigante al cual lamentablemente aún no hemos podido despertar, nos tienen dormidos con bonitas canciones de cuna. No querido compañero las instituciones NO son los que convocan los procesos, ni nosotros surgimos de ellas, basta con recordar procesos como la séptima papeleta, para darnos cuenta que
algunos procesos son los que han incorporado el discurso en las instituciones, la casa se construye desde sus cimientos nunca desde el techo... la base es la sociedad civil, en nuestra capacidad organizativa autónoma reposa la clave para construir una verdadera y nueva política.

Atentamente,
OSCAR JAVIER PULIDO
Un joven MAS

El Libelo dijo...

Este artículo ya está editado para El Libelo, edición No. 46